José Ángel Gordillo González
Desde
mi punto de vista, hoy día, las clases sociales siguen existiendo ya
que son un producto del sistema y seguirán existiendo mientras
exista el sistema. Sin embargo, está claro que las condiciones de
vida de las clases trabajadoras han mejorado, lo cual no quiere decir
que la diferencia entre patronos y trabajadores se haya visto
reducida sustancialmente. Nuestras condiciones de vida han mejorado
porque la clase burguesa quiso en su día que éstas mejorasen, con
el fin de aplacar el peligro del movimiento obrero y, porque, en
nuestra calidad de vida se encuentra la base de su beneficio: si el
trabajador cobra más, tendrá más dinero para consumir y, no
olvidemos, que el consumo es la base del actual sistema. Además está
claro que todos estos grandes empresarios que, aún hoy existen a
nuestra costa, son la clase dominante, incluso por encima de la clase
política, otra de las castas que se encuentra por encima de nosotros
y cuyos miembros gozan de una serie de privilegios de los que no
disponemos el resto de personas. Esta clase económica dominante,
apoyada en una sumisa clase política, mueve los hilos de nuestras
vidas a su antojo. Dicho esto, a mi parecer está claro que hoy día,
en esto que llamamos primer mundo, vivimos en una sociedad clasista
aunque , probablemente, la mayoría de personas no opinen así.
Por
otro lado, el mundo no se acaba en los confines de occidente, sino
que más allá también hay mundo, también hay países y también
hay personas, explotadoras o explotadas. De hecho, si le preguntamos
a un trabajador de una fábrica tailandesa, china o vietnamita, o a
un trabajador africano de una mina de coltán, o a un obrero
latinoamericano de una plantación de cacao, probablemente nos
respondan que sí, que aún hoy día, en la actualidad, seguimos
viviendo en una sociedad clasista. Pero, ¿por qué íbamos a admitir
nosotros ésto?, ¿por qué íbamos a hacer algo por evitarlo
mientras nos sigan ofreciendo ropa, móviles, cacao y un largo
etcétera de productos? No, claro que no vamos a hacer nada porque es
mucho mejor imaginar que vivimos en un mundo sin clases.
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